MISCELÁNEA
LA FRANTUMAGLIA
ELENA FERRANTE
(Lumen - Barcelona)

La frantumaglia, Un viaje por la escritura es un claro ejemplo de metaliteratura. De una literatura que reflexiona y se vuelve sobre sí misma para mirarse y cuestionarse. La primera publicación data de 2003, posteriores ediciones se ampliaron con nuevos ensayos. Los editores aclaran al inicio que este libro está dirigido a quien leyó, amó y analizó los libros anteriores: El amor molesto y Los días del abandono.

En la carta dirigida a sus editores la autora dice: “Creo que una vez escritos, los libros no necesitan en absoluto a sus autores. Si tienen algo que contar tarde o temprano encontrarán lectores: si no, no.”

¿Qué temas aborda aquí Elena Ferrante? Uno de ellos es el de la corporeidad de las madres que han venido siendo a lo largo de la historia desposeídas de sus cuerpos, ocultos en vestimentas que los desmaterializan.

La escritura es otra preocupación de Ferrante: el dialecto y la lengua estándar de sus personajes, escribir por encargo, los libros adaptados, la intersemiosis novela guion.

En las cartas de Mario Martone y la autora acerca del guion de Martone basado en El amor molesto se producen valiosos intercambios en torno a la traducción intersemiótica de los pasajes de la novela al cine: los flashbacks. las locaciones, los diálogos, a los que Ferrante responde haciendo precisiones, pidiendo cambios, o indicando cómo debería verse la escena. En cuanto al título de El amor molesto, que tiene que ver con un ensayo de Freud de 1931 sobre la sexualidad femenina, los editores y la autora, evalúan varias posibilidades: Il molestore, (El acosador), El rival molesto, hasta que al final Ferrante elige El amor molesto, todo un acierto. El eje de la primera parte del libro es la frantumaglia: paisaje inestable, torbellino, sensación de pérdida, zumbido in crescendo, desintegración. Para describir el dolor de sus personajes dice que es el asomarse a la frantumaglia. Y aclara: “Mi madre me ha dejado un término de su dialecto para decir cómo se sentía cuando era arrastrada en direcciones opuestas por impresiones contradictorias que la herían: eso es la frantumaglia.”

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Elena V. Acevedo